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Antoni Calvo: “Es necesario que el Sistema Nacional de Salud tenga integrada la salud del profesional sanitario de forma explícita y con presupuestos”

Antoni Calvo, director de la Fundación Galatea y director del Programa de Protección Social del Colegio de Médicos de Barcelona; es miembro de la Comisión Técnica del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), un programa colegial bajo el paraguas de la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC) para atender los problemas de salud mental o adicciones de los médicos en ejercicio. “Es necesario que el Sistema Nacional de Salud tenga integrada la salud del profesional sanitario de forma explícita y con presupuestos”, asegura en esta entrevista para Médicos y Pacientes 


Madrid  medicosypacientes.com/ Sara Guardón

El Colegio de Médicos de Barcelona (CoMB) puso en marcha en 1998 el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), con finalidad de ofrecer asistencia especializada a los profesionales afectados por trastornos mentales y/o adicciones. En la actualidad se ha creado una red integrada actualmente por todas las corporaciones médicas lo que ha convertido a este Programa en un referente para la asistencia a profesionales sanitarios con trastornos mentales y adicciones, gracias a la solidaridad de todos los médicos.

¿Cómo surgió el programa PAIME?

El PAIME surgió a raíz de la preocupación que se tenía desde el Colegio de Médicos de Barcelona por la situación de algunos médicos con trastornos adictivos y/o también mentales, su escasa consciencia de problema, sus dificultades en pedir ayuda, y sobre el impacto que esos problemas podían tener en su praxis profesional, es decir, en sus pacientes. En ese punto, se trataba de ver lo que se podía estar haciendo en otros países, en otros entornos y, ahí encontramos ya algunas referencias en EE.UU., en Australia y en Nueva Zelanda.

¿Qué balance hace de su implantación y desarrollo a lo largo de los 24 años de existencia?

El balance es, sin duda, muy positivo. Después de haber atendido a más de 6.000 profesionales de la salud, de los cuales más de 4.000 son médicos, el balance es claramente positivo. Más aún, teniendo en cuenta el impacto que la aún actual pandemia está teniendo en los médicos del país y cómo hemos podido adaptar la cartera de servicios del PAIME y de la Fundación Galatea a las necesidades específicas relacionadas con esa crisis sanitaria, también social y económica. Actualmente, además de la cartera de servicios asistenciales, desarrollamos dos líneas más de acción: la de prevención y promoción de la salud y también la de estudio e investigación.

¿Cuáles son los puntos fuertes del programa? ¿Y los débiles?

El PAIME tiene dos vertientes esenciales y que conviene ver unidas: la vertiente asistencial (dar atención a todos los médicos con trastornos mentales y/o adictivos que lo precisen) y también la vertiente de control de praxis. Es decir, los colegios de médicos tienen una función primordial de cara a los ciudadanos que es velar porque el ejercicio de la profesión médica sea el adecuado y con todas las garantías posibles.

¿Cómo ha sido su evolución a lo largo del tiempo? ¿Ha sabido adaptarse a las nuevas necesidades?

De manera permanente, el PAIME se encuentra en revisión. La misma pandemia nos ha obligado a hacer importantes ajustes y adaptaciones en todas las líneas. Hoy día, el PAIME, debe contemplar y atender no sólo la patología mental y/o adictiva severa, sino también el malestar emocional que sufren los médicos, relacionado con diferentes determinantes, como las organizaciones sanitarias complejas, la falta de autonomía de gestión, la presión asistencial, la alta exigencia, la necesidad de actualización de conocimientos, los protocolos de intervención, los déficits en cuanto a gestión emocional que tienen la mayoría de médicos, y la alta responsabilidad que supone el ejercicio de la medicina, entre otros.

¿Cómo funciona en Barcelona la Fundación Galatea y el PAIME?

Como es sabido, la iniciativa surgió en Barcelona y, por tanto, el PAIMM o PAIME está muy implantado e integrado, sin que podamos considerar que es suficientemente conocido. Sí que hay un factor muy determinante y positivo que, además, nos enorgullece: que el PAIME se extendido al resto de profesiones del ámbito de la salud: enfermería, odontología, farmacia, veterinaria, psicología, trabajo social, etc. En este sentido, el Patronato de la Fundación Galatea es una verdadera plataforma intercolegial con un objetivo compartido muy potente y que, entre otras cosas, nos sirve para mantener una buena colaboración con las autoridades sanitarias de Cataluña.

¿A qué pacientes atiende? ¿Qué patologías predominan?

Como hemos dicho, se están atendiendo a todos los profesionales de la salud y, en el contexto de la pandemia, también a los de sectores como servicios sociales y sociosanitarios.

Debemos tener muy presente ese contexto de la pandemia al referirnos a las patologías que atendemos. Por supuesto, con la pandemia ha habido un predominio de trastornos reactivos de tipo adaptativo, vinculados a cuadros de ansiedad y depresión que se han intentado abordar con una atención psicológica experta. Cuando es necesario por la complejidad del cuadro, el abordaje es integral desde el equipo interdisciplinar, con la intervención del psiquiatra e incorporando todos los dispositivos necesarios en la Clínica Galatea.

En el contexto de pandemia. ¿Cuáles son las principales líneas estratégicas que plantea el PAIME?

Por supuesto, la fundamental: ser un programa conocido para los médicos e intentar ser un referente experto y de confianza (preservando la identidad y garantizando la confidencialidad) para cuando el médico lo precisa.

En segundo lugar, tener la “la temperatura” de la profesión médica de manera permanente, adaptando la cartera de servicios a las nuevas necesidades teniendo en cuenta la mayoría de las variables posibles: especialidad médica, género, edad, contexto de trabajo (público, privado o ambos) y complejidad de las organizaciones sanitarias.

En tercer lugar, promover no solamente intervenciones individuales sino también en los propios equipos interdisciplinares sanitarios. Esos equipos están hoy muy fracturados producto de los cambios y adaptaciones que se han producido, de manera muy compulsiva y poco consensuada, a lo largo de la pandemia. Hay que desarrollar un trabajo de recomposición, de regeneración en la medida de lo posible. Y ahí sugerimos también un trabajo dirigido a los equipos directivos que, sin duda, también han sufrido y sufren los embates de esa pandemia.

Otra línea estratégica es la que tiene que ver con los médicos jóvenes, mayoritariamente médicas, y también con los y las estudiantes de medicina. Todos ellos han tenido que realizar un periplo académico muy intenso, largo, exigente y complicado que los sitúa o los va a situar entre los médicos mejor preparados del mundo en cuanto a competencias y conocimientos técnico, pero, sin embargo, con importantes déficits en cuanto a competencias de gestión emocional, afrontamiento de dificultades, inteligencia emocional, trabajo en equipo o comunicación médico-paciente.

Ahí tenemos también un importante reto y que nos ha llevado a poner en marcha una experiencia piloto en Cataluña con prácticamente todas las facultades de medicina, con un doble objetivo: uno, detectar estudiantes con alguna patología mental o sufrimiento emocional y tratarla; y, dos, ofrecer un nivel de formación mínima para el manejo de situaciones adversas que, seguro, van a tener que afrontar estos y estas estudiantes de medicina. Todo ello, a la espera que los estudios de grado de medicina también se ajusten a las nuevas necesidades de la profesión médica.

¿Cuáles son los mayores retos? ¿Dónde habría que centrar esfuerzos?

Añadiendo a todo lo anterior, considero que hay algún otro reto de alto calado: la necesidad de que el Sistema de Salud o los distintos sistemas de salud tengan integrada la salud del profesional de la salud de forma explícita y clara en sus prioridades y presupuestos. La salud de los profesionales de la salud va más allá de la preocupación que deben tener ellos mismos. El propio Sistema que, a menudo, también es generador de malestar debe atender a sus profesionales, que son uno de sus principales activos, por no decir el principal.

¿Qué nuevos horizontes plantea el PAIME?

Más que nunca debemos tener muy presente la dimensión global de la salud de los profesionales de la salud, por supuesto. Eso quiere decir estar trabajando en red y muy conectados con las diferentes iniciativas que se desarrollan en otros países. Este mundo globalizado en el que nos encontramos debe procurar compartir, contrastar y armonizar acciones con la mayor solidez posible.

Si me permite, me gustaría añadir en este punto uno de los mantras que el PAIME y la Fundación Galatea lleva pregonando a lo largo de la pandemia: para los profesionales de la salud, para los médicos, cuidarse NO ES una opción, ES un imperativo ético y deontológico.