Javier Ortega: “Almuzara se siente orgullosa al poder devolver a la profesión médica una mínima parte de lo mucho que merece”
Javier Ortega, editor de la editorial Almuzara, es jurado del VII Premio de Novela Albert Jovell de la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC). En esta entrevista para Médicos y Pacientes muestra su agradecimiento por el trabajo conjunto: “Almuzara se siente orgullosa al poder devolver a la profesión médica una mínima parte de lo mucho que merece”
Madrid medicosypacientes.com/ Sara Guardón
“La Selva bajo mi piel” de Fátima Frutos ha sido la obra ganadora del VII Premio de Novela Albert Jovell de la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC) y que será publicada por la editorial Almuzara. El acto de entrega tendrá lugar en la sede del CGCOM el próximo viernes, 25 de marzo, a las 13.00h. Se puede seguir aquí.
¿Qué tiene la obra “La selva bajo mi piel” de Fátima Frutos para haber sido la ganadora del VII Premio de Novela Albert Jovell de la FPSOMC con Almuzara?
A mi parecer, el Jurado ha valorado de un modo prominente la asombrosa veracidad que destila la novela, que nos sumerge de lleno en El Salvador de los años ochenta y nos muestra, al trasluz, la obra social y humanitaria que los jesuitas desarrollaron allí en una coyuntura extremadamente difícil y arriesgada. Tanto es así que algunos, como Ignacio Ellacuría, terminaron pagándolo con la vida. Fátima Frutos nos hace sentir lo que viven sus personajes como en carne propia, y su alegato trasciende lo local, lo concreto, para convertirse en una denuncia válida para cualquier tiempo y lugar.
De hecho, se antoja sumamente revelador que en las semanas siguientes al fallo del Jurado se haya producido la invasión de Ucrania, con su sombría espiral de crímenes y tropelías, pero también estamos asistiendo a un fenómeno de solidaridad con los más desfavorecidos, con las víctimas de la guerra. Esa solidaridad, que en determinados casos alcanza tintes heroicos, demuestra que sigue habiendo personajes como la Libertad Arregui de la novela, capaces de arriesgar todo lo que tienen en pos de la verdad y de la justicia.
¿Qué supone para la editorial Almuzara publicar la obra ganadora de un premio impulsado por la profesión médica?
No cabe mayor honor. La profesión médica es uno de los pilares esenciales de nuestra sociedad; acabamos de verlo sin ir más lejos durante la pandemia: sin la entrega del colectivo médico, una entrega denodada, carente de reservas y que ha superado con mucho cualquier expectativa razonable, los daños que la pandemia ha ocasionado en nuestro tejido social hubieran sido mucho mayores, prácticamente incalculables. Gracias a ese esfuerzo ímprobo se han salvado no pocas vidas, y de ahí que la deuda de gratitud contraída para con el colectivo sea enorme, impagable. Almuzara, desde la modestia de su labor, se siente orgullosa al poder devolver a la profesión médica una mínima parte de lo mucho que merece.
Como jurado y escritor, ¿qué le parece la existencia de este premio?
Los premios literarios son un acicate formidable y una verdadera bendición para los autores, sobre todo cuando, como en este caso, los auspicia una institución seria y solvente, que cuida todos los aspectos y sabe dar al escritor el lugar que le corresponde. Sé a ciencia cierta que son muchos los que, con mayor o menor trayectoria a sus espaldas, siguen de cerca cada convocatoria de este certamen y aspiran a ganarlo algún día. Ese afán es la mejor muestra de los logros alcanzados.
¿De qué manera considera que este premio incentiva la labor de escritores y promueve la creación literaria?
Una de las mayores dificultades que ha de afrontar cualquier autor estriba en lograr que su obra sea reconocida y apreciada, de tal manera que pueda ser disfrutada por lectores de muy distintas latitudes, lo que a su vez implica contar con una sólida distribución comercial. La alianza de la profesión médica con la editorial Almuzara garantiza que esto sea posible para los ganadores del premio Albert Jovell, y facilita una meta para otros muchos que, cargados de una ilusión que nada tiene de entelequia, ansían alzarse con el galardón en ediciones posteriores y construir a partir de él una sólida carrera literaria.
Una dilatada trayectoria literaria, con poemarios que han llegado incluso a Centroeuropa y América y numerosos premios consagran a Fátima Frutos como una autora de referencia. ¿Qué opinión le merece la autora? ¿Cómo cree que este premio la ayudará en su carrera de escritora?
Fátima Frutos cuenta ya con un reconocimiento muy amplio y muy merecido como poeta, ámbito en el que ha logrado galardones señeros y donde ha logrado el aprecio de la crítica literaria más exigente. Yo creo que la obtención de este premio le va a facilitar su apertura a un género distinto, la novela. Es una entrada por la puerta grande, qué duda cabe, y sus futuras incursiones en la narrativa (que a buen seguro las habrá) se verán favorecidas por una mayor atención y acogida, algo de lo que solo cabe congratularse.
La Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial ayuda a los médicos y sus familias en situaciones difíciles con ayudas o servicios. ¿Cuál es su opinión sobre esta labor?
Debido a mi vinculación como editor al premio Albert Jovell he tenido ocasión de conocer muy de cerca la labor que realiza la Fundación y la verdad es que no puedo sino expresar mi elogio más entusiasta. Mueve al asombro la entrega de los profesionales que trabajan en la institución, dando rápida y eficaz respuesta a situaciones de necesidad que, de otro modo, resultarían especialmente injustas y sangrantes por producirse en el entorno familiar de quienes, con suma frecuencia, han consagrado toda su vida al auxilio de los demás.
¿Qué vínculo considera que existen entre los valores de la Medicina y los valores humanísticos o la literatura?
Se trata de un vínculo indisoluble entre la parte física y la parte anímica o espiritual del ser humano. No es una mera casualidad que, como recoge la Historia, insignes galenos fueran al mismo tiempo grandes escritores: Arthur Conan Doyle, Gregorio Marañón (al que me une por cierto un vínculo familiar), Stanislaw Lem, Carlo Levi… La lista sería interminable. Desde antiguo, entre la profesión médica ha estado muy extendida la inquietud por los asuntos intelectuales y culturales en su más amplia acepción. Probablemente ninguna otra disciplina ha sido tan consciente de que el centro de su interés es el ser humano, y que, en buena lógica, nada de lo humano puede serle ajeno.